martes, 2 de noviembre de 2010

Halloween

Por supuesto, no podía pasar la ocasión por alto para dedicarle una entrada a tan típica celebración americana.
Seguro que ante la pregunta «¿qué es Halloween?» (que por cierto en inglés se pronuncia con acento en la última sílaba y no en la primera) la mayoría puede echarle cara al asunto y salir airoso con una respuesta similar a «pues es una celebración originaria de América que representa la unión del mundo de los muertos y el nuestro durante la noche del 31 de octubre, y en la que la gente se disfraza de manera tenebrosa para poder salir a la calle y pasar desapercibido entre los ‘espíritus’. Además, es costumbre que los más pequeños vayan de puerta en puerta diciendo la famosa frase de ‘truco o trato’ para así recolectar la mayor cantidad de caramelos posibles». Y ojo, no estaría diciendo ninguna mentira. Sin embargo, y como viene siendo ya de costumbre, aquí está la señora aguafiestas para echar abajo todos los esquemas y dar una versión distinta de los llamados “estereotipos” que todos tenemos, en este caso, sobre la cultura yanqui.

Como muchos de vosotros sabréis, en mi personalidad desempeñan dos papeles protagonistas tanto mi lado “infantil” como mi lado “oscuro” (este último en el inocente sentido de que me encanta toda la parafernalia relacionada con las películas e historias de miedo, no vayamos a crearnos ideas equívocas). Por esta misma razón, y por aquello de encontrarme en la cuna de la fiesta en cuestión, yo esperaba esta fiesta cual niño espera a que pase la infinita noche del 5 de enero para abrir sus regalos de reyes por la mañana… ¡Con impaciencia y mucha, mucha ilusión!

Pero ay, ¡qué ilusa eres, mi niña! (guiño dedicado a mis meses en Las Palmas). ¿Es que aún no has aprendido después de casi veinticuatro años que las películas NO son un reflejo fiel a la realidad? Y es que tal y como dice la Wikipedia (que aunque no se pueda incluir en los trabajos para la universidad como bibliografía por su dudosa veracidad es probablemente la enciclopedia más visitada y útil del momento) «el hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas».

A mí que venga alguien y me explique por qué sigue mi calabaza de plástico llena hasta los topes de caramelos y qué pintan Jasmín, la Bella, Ariel y Blancanieves en la noche de Halloween (por no mencionar los numerosos disfraces a los cuales, personalmente, pondría en la categoría de “zorras” sin más). Porque niños a ofrecerme truco o trato vinieron contados con los dedos de una mano, literalmente: ¡4!; y gente cuyo disfraz inspirase - ni siquiera dase- algo de miedo, me parece que éramos dos en todo Guelph: el de Arabia Saudí y la de España. Claro, así después mis alumnos me tienen que explicar, como a buena extranjera, y con cara de “en qué estabas tú pensando”, que en Halloween no hay por qué disfrazarse de algo que dé miedo.

Pues está bien la cosa, ahora va a resultar que en España, por ejemplo, somos más fieles a la tradición que los propios americanos. Aunque a decir verdad, esta última afirmación me lleva a pensar en algo. No es que en España celebremos Halloween por seguir una tradición, es que en España tenemos una tradición mucho más rica que nos da la oportunidad de disfrazarnos de cualquier cosa -véanse los carnavales-; y como además nos encanta la fiesta, pues la idea de tener otro día en el que poder disfrazarnos de algo aterrorizador en especial nos ha parecido una excusa perfecta para añadir una fecha señalada más a nuestro calendario festivo. ¡Si es que somos unos golfillos fiesteros! La mayoría de ellos en paro, pero aún con alma fiestera, que para algo disfrutar de la buena compañía es gratis, hombre. :D

Eso sí, no todo ha sido negativo en esta fiesta. He descubierto que hay sitios en los que en vez de un chupito por 4,5 dólares, te dan una cerveza por solo 3,5; he bailado el “pa pa l’americano” -yo os enlazo a la original, que ya que nos ponemos cultos, nos ponemos- y diversos “temazos” de antaño; y, para que el diablo no se ría de la mentira -tal y como diría mi abuela, y nunca en mejor momento-, me lo he pasado muy bien… durante poco tiempo -porque todo cierra a las 2-, pero muy bien.



PS: Es que los mimos no somos exactamente del mundo de los muertos, así que el resto del año nos tenemos que camuflar como humanos y también depender de los bancos, ya sabéis... ;)

5 comentarios:

  1. Cervezas a sólo 3.5 ?? Maldicion !!

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  2. ¡Hola Palo!

    Sí, yo también pretendía disfrazarme de algo que diese miedo, pero mis queridos compis yankis me dijeron que daba igual. De hecho, me pasó igual que a ti (sí, somos mucho más consecuentes en España) y la fiesta a la que fui parecía más un carnaval que realmene Halloween...

    Y sí, las americanas aprovechan cualquier excusa para disfrazarse de zorras, de esas había muchas.

    Por cierto, la biblioteca cierra a las 2 -la misma hora a la que cierra el pub de Carlisle y las fiestas que organiza Dickinson-, yuhu.

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  3. Joder, esta gente está enferma... cerrar los bares ls 2... al menos tienen la decencia de vestirse de zorras, lo apunto para hacer una visita cultural a yankilandia en jalobuín, ya que Raque confirma tu versión. Yo fui auna fiesta extraña, con gente más mayor... no estuvo mal, hacía tiempo ya que no era el más joven.

    Me alegro de que te diviertas, el próximo halloween ya sabes, menos miedo y más tetas.

    ¡Un abrazo!

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  4. ¡¡venga actualiza ya que para los malos amigos esto es muy cómodo!!

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  5. JAJAJAJAJAJ

    Me he reido mucho con tu texto y los comentarios. Estos yankis tienen delito, pero nosotros, que somos más papistas que el Papa (uy, dios nos libre, uy que ALGO nos libre)
    Aquí hace un frío perro...

    Amote, Palo


    Noe

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