domingo, 12 de septiembre de 2010

Menos mini-puntos

Si bien en mi segunda entrada le concedí numerosos mini-puntos a esta ciudad al sur de Canadá por sus aspectos positivos, en esta trataré los aspectos negativos, puesto que el orden lógico en el que las personas nos relacionamos con el resto del mundo suele ser este: primero nos prendamos de lo pros, pero el tiempo nos deja ver lo contras.

Es cierto que la cantidad de verde nunca será algo negativo para mí (“Capitán planeta es nuestro héroe”), pero esto conlleva ciertas consecuencias. Las casas dotadas de tanta naturaleza a su alrededor proporcionan al inquilino una mayor intimidad y un mayor disfrute de la naturaleza; esto, desde un punto de vista urbanístico, implica la  existencia de más y más espacio entre puntos clave, lo cual tiene como claro resultado el problema que supone para un peatón que no dispone de medio de transporte propio moverse dentro de la ciudad. Creedme, te puedes llegar a ver yendo de una punta a otra por larguísimas, anchas y solitarias calles. Si no fuera por el mapa que siempre llevo encima, más de una vez me hubiera dado por perdida… Porque claro, teniendo en cuenta que el autobús cuesta 2,75 dólares el viaje, como comprenderéis me inclino por caminar hasta el infinito y más allá.

Y si el autobús os parece caro, ir a comprar al supermercado ya es una odisea. En general los precios están un pelín más al alza que, digamos, en Europa, pero dentro de límites aceptables; sin embargo, hay algunos que no es que merezca la pena comentar, sino que me traen por la calle de la amargura –y eso que en Las Palmas ya creía yo haberme curado de espanto-.
Para empezar tenemos a nuestra querida y adorada carne: el pollo, esa carne tan versátil que viene igualmente de estupenda para aquellos que están a dieta como para los que tienen el vientre suelto o para los que no se pueden permitir otra cosa; pues bien, ¡¿qué habrá hecho el pobre pollo canadiense para estar al precio del cerdo?! O incluso más caro… Porque vamos, que baje “Dios” y me explique cómo puede ser que un pollo entero del Carrefour Discount valga 1,79€/kg y aquí el kilo esté rondando ¡los 10 dólares!
Bueno, y para seguir está otro compañero de granja: la vaca. Y no es que me haya vuelto sibarita y me haya empeñado en comer carne de ternera, no, os voy a hablar de productos básicos derivados de la vaca. Por un lado la leche, a más de 1 dólar el litro la más barata, la que viene obligatoriamente en paquetes de cuatro bolsas de litro de esas que caducan como mucho en dos semanas –maravillosísimo eso para los que vivimos solos-. Son como aquellas que mi madre compraba antaño de la marca “La Vega”, para las que además hace falta también la correspondiente jarrita para guardarla en el frigo –más gastos…-. Y es que la que viene en bricks ya mejor ni mencionarla… ¡se montan en 2 dólares y pico el litro! Claro, acostumbrada a comprar el litro a 0,50€ en España, aquí me estoy echando al zumo de naranja, qué remedio. Y por otro lado está el queso… je, el queso… ¿conocéis todos esas bolsitas de queso rayado que se pueden comprar en el Mercadona por aproximadamente 0,85€ que vienen de maravilla para casi todo? Vale, os retaría a que apostarais pero así en la distancia y leyendo como que no tiene gracia… Así que ahí va: ¡¡unos 5 malditos dólares la bolsita!! Sinceramente, he llegado a plantearme el comprarme una vaquita, total, no será por falta de espacio verde alrededor de la casa…
También están las cosas que en general están más carillas, como los cereales, las patatas fritas, el pan, los embutidos (los que hay), el atún (que viene solo en agua), las bolsas de basura (que parece que por ser de colores diferentes para reciclarlas pues ya tienen derecho a que un paquete de 40 bolsas te valga 7 dólares...), etc. Pero lo que se lleva la palma con diferencia, es el aceite de oliva –aunque era de esperar-: la última super oferta que vi decía algo así como “12 litros por $99 ¡no pierda esta oportunidad!” Eh… ¡si estuviera a tiempo también me plantaba un olivo! Pero de aquí a Navidad que es el tiempo de la recogida creo que no le da para crecer y echar aceitunas.
Así que os podéis imaginar mi cara mientras me paseo por los pasillos del super susurrando y maldiciendo en español, soltando cosas como “yaaa, dónde vassss”, “sí claro, ¿qué es de oro?”, “huy, huy, huy, ¡serán ladrones!”, “eeeh… va a ser que no te compro” y cosas por el estilo.

Dejando atrás la cesta de la compra, también me gustaría recalcar ciertos detalles sobre la ciudad. En primer lugar, y ni que decir tiene, la arquitectura no está ni a la altura de la suela de la de Europa, pero bueno, dado que tienen unos poquitos menos de años de historia pasaremos eso por alto. Pero en segundo lugar, y lo que es peor para alguien que viene acostumbrado a la socialización y al bullicio cuando es necesario, no os podéis hacer una idea de lo “americanizada” que está también Canadá (y algún listillo pensará “claro, es que Canadá es parte de América”, sí, pero ya sabéis a lo que me refiero, al sentido yanki estadounidense). Esas ciudades de las series en las que “el centro” son dos calles con comercios caseros y poco más, pues eso. Ni calle Larios ni High Street ni ningún tipo de calle central en la que pasearte por las tiendas sin la necesidad de comprarte nada, por el simple placer de darte una vuelta por la calle y disfrutar de la compañía anónima del resto de los ciudadanos. Pues no señores, aquí si vienes solo, que te vayan dando también solo.
Y encima me dicen que Guelph es de las mejores ciudades en ese sentido de toda Canadá, que por lo menos tiene un centro comercial (el cual aún no he pisado)…

El caso es que a todo se le ve su lado oscuro después de un rato de observación. Pero dada la extensión de la entrada –qué casualidad que la que recalca cosas negativas es la más larga-, si habéis llegado hasta aquí leyendo, os merecéis un descanso, así que creo que lo dejaré por hoy y me reservaré para la siguiente los vaivenes con la universidad.



PS: A veces hace falta saber que la gente te lee para seguir manteniendo el interés por postear. Así que gracias, Hugo, por tus comentarios demandantes :D

11 comentarios:

  1. Voy a irme al poligono a trabajar un poco para poder pagarme el pollo ...

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  2. jodete Rafa, una entrada dedicada!!

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  3. Me siento identificada con muuchas de las cosas que ahí cuentas. Si te digo la verdad, aún ni me he paseado por Carlisle -el pueblo donde vivo-, miedo me da.
    Debo desmontar el mito de que los estadounidenses no estudian... ¡¡tengo muchos deberes!! Hoy hice mi primer examen de italiano!

    Ánimo y cuéntanos más cositas, que es un placer leerte ;)

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  4. jeje me encanta leerte! que envidia me das!! a mi Canada me encanta, más que nada por el paisaje que es una pasada. Bueno me quedo a la espera de más noticias tuyas. besitossss Ruth.

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  5. pepito grillo al aparato: 4 días!!!!

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  6. ¿algún negro lleno de tatuajes, puesto de crack, te ha metido en un callejón oscuro de las calles del centro, te ha violado detrás de un cubo de basura a punta de pistola para finalmente robarte la cartera y darse a la fuga?
    Ah no, que eso es mas abajo, se me olvidaba de que iba esto. ¡¡blog-evoluciona ya!!

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  7. Opino lo mismo, actualización ya !

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  8. Jajaja, Palo, me he partido el orto imaginándote maldiciendo en el supermercado, las frases son jodidamente tuyas. Tú dale ahí candela al blog :P

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  9. Joé nena, me quedao a cuadro con el precio del pollo & co. Quiero ir a visitarteeeee!

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