viernes, 28 de enero de 2011

Café a solas

¡Sorpresa! La nueva entrada de este mes va a llegar antes de lo normal a pesar del ritmo que llevo últimamente. La razón es sencilla: todo lo que sea vivir la experiencia “americana” merece su correspondiente entrada.

Hoy me encuentro en uno de esas cafeterías modernas de película en las que la decoración es un punto clave y artístico; la música de ambiente imprescindible; hay de todo menos café del de verdad; y, por supuesto, tiene sus numerosos asientos de cara a esas grandes ventanas que dan a la calle. Como no podía ser menos, me encuentro en uno de esos susodichos asientos, porque si no, no sería como en las películas. Y es que como dudo tremendamente que vuelva a volver a estas tierras para quedarme a vivir, tendré que aprovechar ahora para experimentar todo lo propio de aquí.

He de ser sincera, no he venido a esta cafetería por vivir la experiencia de la que hablo –aunque es verdad que lo tenía entre mis planes, pero no para hoy–. He venido porque resulta que tengo una alumna con depresión (a quién si no le iba a tocar…) que aún no ha hecho el mini-examen de vocabulario que tuvieron el miércoles. Yo, como buena profesora principiante, comprensiva y con ganas de ayudar y complacer a todos, le he propuesto ya como última opción -después de varios desplantes de la chica- encontrarme aquí con ella a las 15:00 y que haga el examen; total, estamos en un país en el que se habla inglés –y francés…–, así que no hay problema de que pueda echarle un vistazo a los periódicos de las mesas o a las cartas de las paredes para “inspirarse”.

Sin embargo, y recurriendo a los sabios dichos de nuestra lengua, más sabe el diablo por viejo que por diablo, y después de 5 meses como miembro representante del lado oscuro de lo que viene a ser el mundo de la enseñanza, conozco a los alumnos metidos en un saco. Son ya las 15:52 y esta chica ni ha aparecido ni ha dado señales de vida; así que, como buena previsora que soy, me he sacado mi portátil, me he hecho con un café muy poco cargado con sabor a chocolate que se llama “bávaro” y aquí que me he plantado en el sitio ideal para ofreceros esta nueva entrada –a pesar de que lo que veo desde esta preciosa cristalera es un edificio en reconstrucción–.

Sí, es cierto que estando justo en esta situación te sientes como en una película, sobre todo cuando la gente que pasea por la calle te mira a través de la cristalera. Sin embargo, nadie dijo que las películas –y menos las americanas– siempre fueran buenas, y, como consecuencia, tampoco todas las situaciones que en ellas aparecen son tan ideales como nos las pintan.

Estoy disfrutando el café, también la soledad frente al cristal observando la nieve de caer y sobre todo el poder escribiros y describirlo, pero mientras lo hago me doy cuenta de que lo estoy disfrutando por ser mi primera vez. Y porque en realidad no me siento sola mientras os escribo a vosotros.

No cambiaría por nada del mundo el poder sentarme alrededor de una mesa, rodeada de mis caras familiares, sin reprimir demasiado el tono de voz, con un café de verdad y sobre todo sin un portátil por delante. Este es el lugar donde la soledad se hace menos solitaria gracias a la compañía de los extraños; y esta la situación que, al fin y al cabo, refleja la tendencia solitaria e independentista a la que  empuja el capitalismo americano. Con ello no intento defender la estupidez socialista que en este último periodo abruma a nuestro país, pero sí los valores sociales que nos transmiten no los políticos, sino nuestra gente, nuestro clima y, en el fondo, nuestra tierra. Por desgracia, y a pesar de lo dicho, cada día me siento más empujada al «exilio»… pero ese tema lo dejaré para otra actualización.

Paz, amor y que la soledad no se convierta en tradición ;).


PS: Al final la pobre chica me ha escrito un email diciendo que va a dejar la asignatura… Seré sincera, en el fondo me alegro; un dolor de cabeza menos por el que igualmente no me pagaban.

3 comentarios:

  1. Pues no veas como esta la peña ... Dejando tirada a la seño guapetona :D

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  2. vaya soledad acompañada!! ya te mandaré más trabajos para que te sientas como en mi casa!!

    Peret Rumba'king.

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  3. Si tú te sientes con nosotros... entonces estamos contigo.

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